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Zoonosis y tráfico de vida silvestre

Actualizado: 6 jul 2020



De acuerdo a la Real Academia Española la zoonosis es una enfermedad o infección que se da en los animales y que es transmisible a las personas en condiciones naturales. 


Hoy, el mundo entero se encuentra paralizado debido a la zoonosis. El SARS-CoV-2 es un tipo de coronavirus proveniente de animales y que en menos de 5 meses de su manifestación en humanos ha cobrado más de 125 mil vidas. Se cree que su origen tuvo lugar en un mercado de la ciudad de Wuhan en la provincia de Hubei, en China, donde se comercializan animales silvestres y exóticos para consumo humano. La principal sospecha es que provino de murciélagos y hay quienes sostienen que los pangolines fueron el puente para llegar a las personas, pero, independientemente del animal de origen, la realidad es que los seres humanos hemos invadido y explotado de muchas maneras los ecosistemas y hábitats de la vida silvestre, situación que ha roto el equilibrio saludable entre fauna y humanidad. 


El comercio de animales silvestres y exóticos, muchas veces ilegal por tratarse de animales en peligro de extinción o bajo alguna categoría de riesgo, cubre demandas de carne, piel, huesos, dientes, uñas, para uso medicinal, de ornato y gastronómico. En muchas culturas el uso y consumo de fauna silvestre y exótica tiene que ver con tradiciones ancestrales muy arraigadas, y muchas veces, con cuestiones de estatus. Sin embargo, el mayor consumo es el destinado a la salud. Un ejemplo de esto es la caza y tráfico de rinocerontes, buscados y asesinados por sus cuernos, que se cree, poseen propiedades curativas contra el cáncer y la impotencia sexual. Lo cierto es que los cuernos están compuestos de  queratina, la misma sustancia que tenemos todos los seres humanos en las uñas.


En 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una lista de enfermedades prioritarias para recomendar hacia dónde deben dirigirse las próximas investigaciones médicas, ya que suponen un riesgo  de salud pública debido a la pocas o nulas medidas de tratamiento existentes: la fiebre hemorrágica de Crimea, Ébola, Fiebre de Lassa, MERS-CoV, SARS, Virus de Nipah, Fiebre del Valle de Rift, Zika y Enfermedad X (esta última, se incluyó para señalar una enfermedad aún no conocida, pero con la capacidad de provocar una crisis de salud internacional como la que actualmente padecemos por Covid-19). La particularidad de los padecimientos incluidos en la lista de la OMS es que todos se tratan de enfermedades virales zoonóticas, es decir, transmitidas de animales a seres humanos. 


Para la humanidad, la biodiversidad representa una barrera de protección contra agentes patógenos que naturalmente se encuentran en ella. Si bien existen otros factores que favorecen la propagación de enfermedades, entre ellos el cambio climático y la deforestación, es el tráfico y consumo de fauna silvestre el motivo más obvio de infecciones por zoonosis. Estas actividades implican la interacción directa con animales y nuestra participación en la alteración de su naturaleza biológica al transportarlos a áreas donde conviven con otras especies que sin la manipulación humana jamás hubieran tenido contacto. Lo anterior vulnera su estructura comunitaria y la de sus agentes patógenos.  


La destrucción de la biodiversidad y la invasión a los hábitats naturales son un peligro para la vida silvestre y para nosotros. La globalización y la creciente interdependencia de nuestras economías y sociedades facilitarán la propagación de brotes pandémicos quizá más contagiosos o letales, por todo el planeta. 


Que esta experiencia de aislamiento, de cierre de fronteras, de pronósticos económicos negativos, y de trabajo científico a contrarreloj, nos lleve a modificar la forma en que nos relacionamos con otras especies, para que, una vez pasada la crisis, evitemos repetir  las mismas acciones y podamos construir un futuro más justo, resiliente y humano para todos. 



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