Este año el tema del Día Internacional de las Personas con Discapacidad es "Soluciones transformadoras para un desarrollo inclusivo: el papel de la innovación para impulsar un mundo accesible y equitativo".
La inclusión de la discapacidad es un requisito esencial para el respeto a los derechos humanos, el desarrollo sostenible, la paz y la seguridad. Respetar los derechos de las personas con discapacidad no es solo una cuestión de justicia, sino una condición para un mejor futuro común.
Las crisis complejas e interconectadas a las que se enfrenta la humanidad hoy en día, como las conmociones derivadas de la pandemia del COVID-19, la guerra en Ucrania y en otros países o el cambio climático, plantean retos humanitarios de una naturaleza sin precedentes.
En los momentos de crisis, las personas en situación de vulnerabilidad, como las personas con discapacidad, son las más excluidas y olvidadas. De acuerdo con la premisa central de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de "no dejar a nadie atrás", es crucial que los gobiernos y los sectores público y privado encuentren, conjuntamente, soluciones innovadoras para y con las personas con discapacidad para hacer del mundo un lugar más accesible y equitativo.
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas (ONU) de 2006 reconoce la discapacidad como el resultado de la interacción entre un individuo y las barreras físicas, tecnológicas y económicas, entre otros aspectos, que impiden su plena participación en la sociedad.
El papel de la innovación para impulsar un mundo accesible y equitativo es hoy más relevante que nunca para todos y principalmente para las personas con discapacidad.
Hoy es casi imposible concebir nuestro día a día sin acceder a sitios web y usar dispositivos móviles. Hoy casi cualquier actividad administrativa, educativa, empresarial, etc. está de alguna forma afectada por las actuales tecnologías, y lo estarán aún más con las nuevas, pero ¿podemos participar todos?
Muchas tecnologías, como los sitios web y aplicaciones móviles son excluyentes. A medida que el uso de las tecnologías se hace más complejo, estas pueden dejar fuera del juego a más millones de personas que nunca. Personas mayores, personas sin acceso al mundo digital o con escasas habilidades digitales, y por supuesto, los millones de personas con discapacidad son los principales excluidos.
En la última década, nos hemos ido adentrando en el universo del internet de las cosas (IoT), llenando nuestros hogares y ciudades de dispositivos inteligentes como relojes, televisiones, altavoces o asistentes virtuales. Uno de los objetivos de estos dispositivos es hacernos la vida más fácil, pero esto solo será cierto si se tiene en cuenta en su creación a todas las personas.
De Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) vamos a pasar al metaverso, donde a través de dispositivos de realidad extendida, como gafas y guantes conectados, podremos interactuar con los distintos elementos de un mundo virtual. En ese sentido, la innovación forzosamente debe tener en mente la accesibilidad si no queremos que un gran número de personas queden excluidas en la nueva sociedad de la información.
Las innovaciones tecnológicas pueden ser una gran oportunidad para la integración y la mejora de la autonomía de las personas con discapacidad. Para impulsarlo, es necesaria una regulación que exija que la tecnología sea accesible para todos y un cambio de perspectiva en las organizaciones y empresas tecnológicas, que transforme sus políticas, asumiendo la accesibilidad además de como un derecho, como una ventaja mercantil para alcanzar a un mayor número de personas.
La innovación puede ser nuestra gran aliada en la construcción de un mundo justo e incluyente, pero para ello debemos minimizar la brecha digital, impulsar medidas de accesibilidad y concebir soluciones pensando en todos, principalmente en las personas más vulnerables, como las personas con discapacidad. Solo así lograremos "no dejar a nadie atrás".
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