Cuando se lee el título de este escrito, pareciera que se trataron de meter los principales temas que he promovido como senadora en una página para ver qué resultaba de ello. ¿Qué tienen que ver las mujeres con el medio ambiente, el acceso a la información y la brecha digital?. Pues mucho más de lo que nos imaginamos.
Por increíble que parezca, en México 6 de cada 100 mujeres de 15 años o más, no sabe leer ni escribir (INEGI 2020) y en el mundo, las mujeres constituyen 64% de las personas analfabetas y que tienen menor acceso a los medios de comunicación que los hombres. Por esta razón las mujeres tienen 14 veces más posibilidades de fallecer en un desastre natural. Por ejemplo, más del 70% de las personas fallecidas en el famoso Tsunami del 2004 y 90% de las víctimas del ciclón en Bangladesh fueron mujeres y por una absurda razón “no se enteraron”, no contaban con el acceso a la información que pudo haber salvado sus vidas y las de sus hijos.
Las mujeres constituyen cerca del 70% de los seres humanos que viven en condiciones de extrema pobreza y en un escenario de cambio climático y pérdida de los recursos naturales, donde poblaciones enteras serán desplazadas, el acceso al agua se verá comprometido y las actividades productivas como la ganadería y la agricultura sufrirán por sequías e inundaciones, lamentablemente las más afectadas y vulnerables serán las mujeres.
Construir un futuro sustentable, definido por como la posibilidad de "satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de que las futuras generaciones puedan satisfacer sus propias necesidades" (Comisión Brundtland, 1987), depende en gran medida de la incorporación de una perspectiva de género en las acciones e iniciativas vinculadas a la conservación y manejo de los recursos naturales, porque los hombres y las mujeres valoran de manera diferente los elementos del paisaje donde habitan. En un estudio realizado por la Organización “The Nature Conservancy” en comunidades de los bosques mexicanos los hombres identificaron valores como madera y caza, mientras que las mujeres señalaron la importancia del agua y los medicamentos.
Las brecha que existe para las mujeres en el acceso y control sobre la información, tiene importantes implicaciones en lo que se refiere a los incentivos y las oportunidades para realizar un manejo ambiental sustentable, y por ende para la construcción de procesos sociales de sustentabilidad. Sin embargo, cuando le damos la vuelta a las estadísticas y estas mujeres se capacitan, acceden a la información y se empoderan, los resultados son extraordinarios.
En las reservas del Triunfo y la Sepultura en Chiapas, existen grupos consolidados de mujeres que trabajan, seleccionan y venden café de primera calidad. En la sierra de Guerrero existe un grupo de mujeres que defiende sus bosques contra la tala ilegal; en la comunidad del “Manglito” en Baja California Sur, un grupo de mujeres protege las poblaciones del callo de hacha, misma especie de la que depende su economía; en la península de Yucatán existen diversos grupos de mujeres que llevan a cabo actividades de reforestación y manejo de sus huertos de traspatio. Así podría llenar páginas de ejemplos fabulosos e inspiradores que ocurren tan solo en nuestro país.
La incorporación de las mujeres y la perspectiva de género en las prácticas ambientales y garantizarles el acceso a la información es indispensable para el diseño de un futuro sustentable, la conservación de la biodiversidad y la construcción de un mundo mejor no puede entenderse ni visualizarse sin la participación de las mujeres y esto no puede suceder si ellas no tienen acceso a la información. Es por ello que se deben reforzar las acciones gubernamentales, marcos jurídicos incluyentes y eficientes, así como programas que den pie al empoderamiento, al goce de derechos y a la participación activa de las mujeres en la búsqueda de un desarrollo sustentable alcanzable para todos.
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