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Inteligencia Artificial: un reto ético y social para México

A nivel mundial, enfrentamos una fragmentación regulatoria que dificulta establecer estándares claros para la IA


Vivimos en una era de profunda Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad (V.I.C.A.), como lo definió Zygmunt Bauman. Los sistemas que una vez brindaron estabilidad están en constante transformación, impulsados por cambios exponenciales. En este contexto, la Inteligencia Artificial (IA) se presenta como una de las tecnologías más disruptivas de nuestra era.


La IA, al igual que la imprenta o la electricidad, tiene el potencial de transformar radicalmente nuestras vidas. Sin embargo, enfrenta un reto crucial: las desigualdades estructurales que podrían impedir que sus beneficios lleguen a todos. Las empresas BATT (Baidu, Alibaba, Tencent, TikTok) y MMATANNA (Microsoft, Meta, Apple, Tesla, Alphabet, NVIDIA, Netflix, Amazon) controlan 90 por ciento de los datos globales y tienen un valor de mercado combinado que supera 12 billones de dólares, mientras millones de personas permanecen desconectadas o excluidas del progreso.


En América Latina, 159 millones de personas carecen de acceso a internet, y en México, 35 millones aún no están conectadas. Las brechas en habilidades digitales son alarmantes: sólo cuatro de cada 10 mexicanos pueden usar herramientas básicas como correo electrónico, y uno de 10 domina habilidades avanzadas como programación.


A nivel mundial, enfrentamos una fragmentación regulatoria que dificulta establecer estándares claros y compartidos para la inteligencia artificial, y México no es la excepción. Actualmente, no contamos con un marco regulatorio sólido para la IA, y entre la Cámara de Senadores y Diputados existen más de 60 iniciativas de ley relacionadas con esta tecnología que no han sido discutidas ni votadas. Este vacío legislativo refleja la urgencia de priorizar el tema y trabajar de manera conjunta para garantizar un desarrollo inclusivo, ético y seguro de la inteligencia artificial en nuestro país.


La democratización de la IA no es sólo un ideal, es un imperativo ético. Esto implica garantizar acceso universal a internet y a tecnologías avanzadas, especialmente en comunidades marginadas. Además, la alfabetización digital debe ser un derecho básico, y se requieren estrategias nacionales para capacitar a las personas en las habilidades que demandarán los empleos del futuro.


También es urgente abordar las brechas de género y regionales. En México, las mujeres tienen 15 por ciento menos acceso a internet que los hombres, y las zonas rurales, donde vive 30 por ciento de la población, están rezagadas. Paralelamente, debemos construir un marco ético que proteja los derechos digitales y fortalezca la ciberseguridad, especialmente para las pequeñas empresas, que en su mayoría han sufrido ciberataques.


Desde la Alianza Nacional de Inteligencia Artificial (ANIA), hemos trabajado para democratizar la IA y hacerla accesible para todos los mexicanos. Este año presentamos la Agenda Nacional de la IA 2024-2030, una hoja de ruta que busca destecnificar la tecnología, fomentar políticas públicas inclusivas y articular esfuerzos entre gobierno, academia, industria y sociedad civil.


La pregunta no es si la IA cambiará nuestras vidas, sino cómo y para quién lo hará. No debe ser un lujo reservado para unos pocos, sino una herramienta que empodere a los millones de personas.


El momento de actuar es ahora. Democratizar la IA no es sólo una cuestión tecnológica, es una decisión humana sobre el futuro que queremos construir.




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