La IA ocupa el centro del escenario como nunca, y no cederá el centro de atención en el corto plazo, será el catalizador para repensar el rol de la tecnología
La Inteligencia Artificial es la base de todo el aprendizaje informático y es el futuro de toda toma de decisiones complejas. Sus aplicaciones son transversales e impactan absolutamente a todos los sectores. Desde su creación ha revolucionado el mundo y eso que hemos visto es solo el comienzo, su crecimiento será exponencial, radical y sin pausa. Aunque el futuro es impredecible, la Inteligencia Artificial ha realizado ya grandes avances.
Cada día hay más investigación y desarrollo en computación cuántica, salud, trabajo, educación, movilidad y transporte, energía, telecomunicaciones, ciudades inteligentes, agricultura y alimentación, medio ambiente, vehículos autónomos, internet de las cosas, robótica, economía y finanzas, neurociencias y neurotecnologías, derechos humanos y neuro derechos, cultura y entretenimiento, emprendimientos, gobiernos y gobernanza, así como en “hackear” la mente y el cuerpo para hacernos “superhumanos”.
La IA le está dando forma al futuro de la humanidad. Actualmente es el principal impulsor de tecnologías emergentes y será el innovador tecnológico en el futuro previsible. Pero, ¿qué forma queremos darle nosotros a la IA?
La IA ocupa el centro del escenario como nunca, y no cederá el centro de atención en el corto plazo, será el catalizador para repensar el rol de la tecnología en nuestra vida diaria. Habíamos perdido la capacidad de sorprendernos, pero la IA nos está sorprendiendo todos los días. Además, nos está haciendo reflexionar y profundizar en un diálogo que permita esclarecer las dudas sobre aspectos relativos a: regulación, protección de datos, riesgos y volatilidad, consideraciones éticas, e incluso, las garantías que se darán en medio de este proceso transformativo para garantizar que las mismas sean herramientas de inclusión y no trabas adicionales que aumenten los niveles de desigualdad y rezago en el mundo.
En noviembre de 2022, OpenAI, creó una herramienta de procesamiento de lenguaje natural conocida como “ChatGPT”. Esta es la más mediática de una nueva ola de los llamados “sistemas generativos”, ya que puede crear contenido en texto a partir de preguntas hechas por personas usuarias, alimentándose de algoritmos de aprendizaje y billones de bases de datos. Tan solo en los primeros 6 meses de su lanzamiento, hemos visto una carrera entre los gigantes de la tecnología para tratar de ponerse a la vanguardia con sus propias innovaciones en materia de IA. Pero no se trata de un tema reciente, desde 1956, se usó el término “inteligencia artificial” y se ha integrado poco a poco en nuestras vidas casi sin darnos cuenta.
El debate será profundo. Hoy nos toca actuar; salirnos de la parálisis social, de la demagogia política y como sociedad, legisladores, emprendedores, industria, gobierno, sector académico y sociedad civil, debemos trabajar en conjunto para delinear y desarrollar estas tecnologías para el bien común. Por ello y como respuesta al reto tan grande que tenemos, el pasado 20 de abril se realizó en el Senado de la República, el lanzamiento de la Alianza Nacional de IA.
El objetivo de esta Alianza es sumar, reconocer y fortalecer el ecosistema de Inteligencia Artificial en México, mantener un diálogo abierto sobre sus impactos, con una perspectiva responsable, ética, incluyente, integral, plural, objetiva y multidisciplinaria; profundizar sobre regulación, protección de privacidad y datos, riesgos y volatilidad, e incluso, garantizar que sean herramientas de inclusión y no causa que aumente las brechas, la desigualdad, desinformación, inseguridad y riesgo.
México no puede quedarse atrás, en el mundo ya están avanzando en la regulación de la IA. Por ejemplo; la UNESCO realizó el documento “La Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial”. En él, busca establecer principios éticos y recomendaciones prácticas para el desarrollo, implementación y uso de la inteligencia artificial (IA) en todo el mundo. Algunas de las principales recomendaciones incluyen:
La IA debe ser diseñada y utilizada de manera que respete los Derechos Humanos
Los algoritmos y sistemas deben ser transparentes, su funcionamiento debe ser explicable y comprensible para personas usuarias
Creadores y personas usuarias de IA deben asumir la responsabilidad de cualquier daño o consecuencia negativa
Se debe fomentar la participación activa de la sociedad en la toma de decisiones relacionadas con el desarrollo y uso de la IA.
Se deben proporcionar programas de educación y capacitación sobre la IA, sus beneficios y riesgos
Te invito a seguir de cerca y ser parte del trabajo que estaremos realizando en A.N.I.A., es nuestra responsabilidad como sociedad crear marcos legales y regulatorios claros y coherentes para que el desarrollo y uso de la IA sea ético. También está en nuestras manos promover la educación y la conciencia pública sobre la IA y su impacto en la sociedad.
Fuente: El Heraldo de México.
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