¿Nueva tecnología para ser aprovechada en las campañas políticas? ¿Amenaza a la democracia? Son algunas de las muchas preguntas que rodean a la IA
De acuerdo con Microsoft, los próximos 14 meses, más de dos mil millones de ciudadanos de todo el mundo votarán en elecciones presidenciales, y de acuerdo a The Economist, en 2024 más de la mitad de la población mundial, 4 mil millones de personas, saldrán a votar por representantes a cargos públicos.
A medida que las campañas electorales adoptan tecnologías emergentes para entender y llegar a votantes, también surgen preocupaciones sobre cómo la Inteligencia Artificial (IA), podría afectar la integridad de los procesos democráticos.
Este tipo de tecnologías se puede usar para generar propaganda; pero también para crear desinformación y distorsionar la realidad.
Las herramientas basadas en IA pueden analizar grandes cantidades de datos para identificar las preferencias de los votantes y segmentar las estrategias de campaña, permitiendo adaptar los mensajes a audiencias específicas.
El creciente uso de la IA en las elecciones también plantea preocupaciones sobre su potencial para debilitar los derechos democráticos. La IA tiene la capacidad de manipular la percepción de la realidad de los votantes y de difundir información falsa. La capacidad de crear deepfakes, vídeos que representan de forma realista a personas diciendo o haciendo cosas que nunca hicieron, supone una amenaza significativa para la confianza pública y la integridad del discurso político.
En diferentes partes del mundo ya se ha utilizado IA por diferentes actores, por ejemplo: se difundieron en redes sociales imágenes que mostraban al presidente francés, Emmanuel Macron, participando en manifestaciones en contra de su propia propuesta de reforma jubilatoria, al presidente ruso, Vladimir Putin, arrodillándose ante el presidente chino o al Papa Francisco vistiendo ropa y tenis del diseñador Balenciaga. Y si bien hay imágenes, videos o grabaciones que evidentemente son falsas como éstas, hay muchas otras que es casi imposible saber si son reales.
En México, el desfase entre la rápida evolución de la IA y la obsolescencia de la legislación electoral ha creado un escenario preocupante. Con más de 90 millones de usuarios de Internet y una creciente disminución de las audiencias en los medios tradicionales, la actual normativa, diseñada hace más de 15 años, es insuficiente para abordar los desafíos que las tecnologías emergentes plantean en materia de propaganda.
Debemos fomentar el desarrollo responsable de la IA y establecer marcos reguladores sólidos para aprovechar el potencial de la IA y, al mismo tiempo, salvaguardar la integridad de los procesos democráticos y mantener la confianza pública en el sistema político. El próximo 5 de diciembre desde la ANIA, realizaremos el primer conversatorio en su tipo:
“Impacto y retos del uso de Inteligencia Artificial en Procesos Electorales”. En donde abordaremos cómo la Inteligencia Artificial puede fortalecer la democracia, la participación ciudadana y la transparencia, al tiempo que discutiremos estrategias para mitigar riesgos como la desinformación y distorsión de la realidad.
Fuente: El Heraldo de México
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